Cuando Vicente me habló de Maderita yo pensé que era otro de los artistas de medio pelo al que había dedicado uno de sus Water Tapes, más por amistad que por convencimiento.
Por eso, me sorprendió encontrar una crítica de su nuevo disco en Ladinamo, una publicación gratuita de cultura y arte que, por cierto, recomiendo encarecidamente. En esta revista la reseña de Maderita ocupaba exactamente el mismo espacio que la de artistas consagrados de la talla de Beck. Y, además, se hacía hincapié en la gran calidad de sus composiciones. Toda una sorpresa para mí. Como también lo fue descubrir que quien se encarga de su distribución en el mercado es El Volcán, la discográfica de Zeta, un grupo de comunicación hacia el que siento especial cariño.
No tardé en buscar en internet el Water Tape que le dedicó Vicente.
Los Water Tapes, como su nombre indica, son grabaciones de grupos en su cuarto de baño. Cantando, claro. La idea puede parecer un tanto bizarra, pero yo la encuentro muy original. Es la manera de unir la acividad más pública de un intérprete -su actuación en directo ante un público- con la más privada. De esta forma, personaje y persona se difuminan en el único lugar en el que esto es completamente posible: el retrete. Una fusión fantástica que dota a este espacio tan prosaico de connotaciones artísticas.
Los Water Tapes, como su nombre indica, son grabaciones de grupos en su cuarto de baño. Cantando, claro. La idea puede parecer un tanto bizarra, pero yo la encuentro muy original. Es la manera de unir la acividad más pública de un intérprete -su actuación en directo ante un público- con la más privada. De esta forma, personaje y persona se difuminan en el único lugar en el que esto es completamente posible: el retrete. Una fusión fantástica que dota a este espacio tan prosaico de connotaciones artísticas.
No digo más. Ahí queda el vídeo para quien lo quiera ver.